La existencia de una gran diversidad de productores de pinturas suministrando una gama de productos, obliga a tener un control sobre la pintura que vayamos o que hayamos adquirido. Para poder tener una certificación de la calidad de una pintura, es necesario conocer el desenvolvimiento de la misma en aplicación y servicio además de la calidad de los componentes, del proceso de fabricación y del criterio del diseño de esta.
El punto de partida para la evaluación de calidad de pintura será en la fabricación de la misma. Las evaluaciones a las que se somete al producto para cumplir las normas necesarias para encontrarse dentro de una clasificación. Así pues, se necesitara una serie de pruebas que se referirán a todas las distintas facetas que intervendrán en la calidad de una pintura. Estas pruebas comprenden una muy extensa lista que examinarán propiedades físicas, químicas y mecánicas, así como aspectos estéticos, y la clasificación de dichas pruebas será dependiendo de que tipo de propiedad se desea evaluar.
Una clasificación primaria o básica de estas evaluaciones es la que las divide en lo correspondiente a las pruebas que se realizan en la manufactura de las mismas, que tendrá que ver con los materiales utilizados, la metodología de producción, los procesos y su manipuleo, y las que probaran las propiedades con las que se desenvolverán.
La caracterización de las propiedades de las pinturas y recubrimientos que se van a aplicar a un producto es clave para asegurar la calidad y las prestaciones durante su vida útil. Para cada producto y uso concreto, la regulación nacional e internacional especifica los requisitos y propiedades mecánicas, de durabilidad, físicas y químicas que le son aplicables.
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